lunes, 31 de enero de 2011

Quique

Una vez le pregunté a Quique cómo había conocido a un amigo al que tenía una gran estima, y su respuesta fue algo así como que cuando tienes ganas y te expones a determinadas situaciones, te pueden pasar cosas cojonudas en la vida. Ahora más que nunca entiendo qué quería decir.

 La tristeza de que te hayas ido no es nada comparado con la alegría de haberte conocido.


lunes, 24 de enero de 2011

En la casa de los zurullos flotantes

Tras algunos meses de caos y tras largas horas de autobus por fin estoy instalado en la casa en la que siempre deposité todas mis esperanzas. Los zurullos flotan sin contaminar un ambiente que se respira estupendo. Mi habitación tiene paredes de verdad y un balcón con unas vistas a las que dedicar mínimo un par de minutos diarios.
La tralla del anterior edificio se queda a 5 minutos de distancia y siempre disponible en los momentos oportunos.

La nota negativa la pone los exámenes. En el fondo me encantaba mi rutina de estudios alicantina. Además el mito de la facilidad por ser Erasmus no está homologado en mi universidad.

Por fin gran parte de las fotos que acompañan esta entrada son mías, gracias a Papa (Noel). Así empieza mi pequeña y sana afición por la fotografía. El siguiente paso será aprender un poco sobre ella.


Este mes lo puedo resumir en casa nueva, gente nueva, mucho surf mañanero, (intento de) estudio, y algunas despedidas.

He hecho una pequeña selección de fotos que abarcan la caótica visita a Alicante y algunas situaciones y paisajes de estas últimas semanas en Lisboa.

















miércoles, 12 de enero de 2011

Sobrevivir


Seguí empujando contra la oscuridad aunque era ya casi un acto reflejo. Ya no intentaba apartarla, sino que simplemente aguantarla, para no dejar que me aplastara por completo. Yo no era el gigante Atlas y la oscuridad parecía tan pesada como la bóveda celeste. No era capaz de echármela a los hombros. Todo cuanto podía hacer era impedir que acabara conmigo por completo.

Éste era un tipo de patrón que se había aplicado a toda mi vida: nunca había sido lo bastante fuerte para enfrentar las cosas que estaban fuera de mi control, como atacar a mis enemigos o superarlos. O evitar el dolor. Siempre débil y humana. La única cosa que había conseguido era mantenerme en marcha. Soportarlo todo. Sobrevivir.