sábado, 16 de julio de 2011

A Rush Of Blood To The Head

Un amigo me dijo que la felicidad es un término demasiado complejo como para utilizarlo a la ligera, y que la satisfacción es un término mucho más objetivo, preciso e inmediato. Quien es más feliz: el que tiene todo lo que quiere? El que tiene lo que necesita? O el que menos quiere y necesita?
Mi intención con este blog siempre fue retratar momentos, y no perderme en el laberinto de las sensaciones, sentimientos, etc. pero este momento es algo excepcional.
Con el culo sentado ya  en el autobús de vuelta, doy por concluida esta etapa. Si digo que no tengo palabras para definir estos 10 meses aquí, no es por el típico dicho de “no tengo palabras para…”, sino que es verdad: es que no tengo palabras. Nada demasiado sólido. Cualquier palabra que pueda decir en ese sentido necesitaría demasiadas matizaciones y quedaría desfigurada.
La única palabra que me atrevería a decir sobre este año, es intenso. Eso, y que esto no ha sido, ni por asomo, lo que yo me esperaba de esta etapa hace un año.

Cómo es posible que el mejor año de tu vida sea a la vez el peor?
Este año para mí era algo así como un paréntesis de todo, o eso se suponía. Hace ya unos años de la primera vez que entré en la Oficina de Movilidad a preguntar qué podría hacer para irme a algún lado, y de cuando me dijeron “¿Y por qué no te vas a Lisboa?”. De en medio de una nube densa de polvo, era una oportunidad que surgió como si me tocara la lotería, con unos alicientes que no se volverán a repetir de una manera tan extrañamente positiva en mucho tiempo. Una experiencia que desde hacía mucho deseaba vivir, y que apareció bajo el pseudónimo de “Erasmus”, término que sinceramente nunca llegó a agradarme del todo.

Una experiencia como esta te hace darte cuenta de varias cosas, y lo que es seguro es que la experiencia y el aprendizaje que he obtenido aquí es algo muy valioso. Más que nunca, me he dado cuenta de que el estado de ánimo, la predisposición mental y espiritual, y la actitud son el prisma por el que pasa absolutamente todo lo que pensamos y hacemos.
Son factores que pueden hacer que un bocadillo de mortadela abrasado por el sol te sepa a gloria, y que un buen salmón asado te parezca aburrido.
Te pueden hacer disfrutar de horas de surf en olas enanas, o que estés mirando el reloj un día de olas magníficas.
Pueden hacer que desperdicies muchas cosas.
Pueden hacer que hables mal a un pobre que te pide dinero, o que ayudes a una persona necesitada sin que te lo pida.
Mucho cuidado con esos factores.

Hace algunas semanas, en las primeras despedidas, llegué a la conclusión de que esto no es ningún final. Todo lo que vivimos forma parte de nosotros y nos condiciona casi inevitablemente. El conocimiento que adquirimos, las opiniones que adoptamos, la gente que conocemos. A esto último quería llegar. La imagen de cada sonrisa que he visto y vivido en Lisboa  es lo que más me pesa en el equipaje, y lo que menos espacio ocupa.
Me voy de Lisboa con algunos éxitos, también con algunos fracasos. Con buenos recuerdos imperturbables, y con buenos recuerdos empañados.

Para mí, una buena manera de terminar cualquier cosa es dando las gracias. La ambición es buena en muchos sentidos, pero es fundamental sentirse agradecido por lo que se tiene. Lo bueno podría no haber existido, y lo malo podría haber sido mucho peor. Me gusta pensar así. Por eso me queda un profundo agradecimiento a absolutamente todas las personas que han formado parte de mi vida durante este año.

"A rush of blood to the head" es una canción y CD de Coldplay. Ese título siempre me ha llevado a la imagen de un cerebro oxidado y molido que recibe por fin un chorro de oxigenada sangre fresca con la que nutrirse. Gosto dessa idéia. Esto es lo que era este año para mí. Sin embargo, el que canta ahora mismo en mi cabeza es Paul David de U2, y dice: …but I still haven't found what I'm looking for.

Termino esta entrada con algunas imágenes de los momentos vividos las últimas semanas, plagadas de despedidas y momentos agradables. Pocas cosas más me gustaría dejar plasmadas aquí antes de dar este blog definitivamente por cerrado.

Obrigado por tudo Lisboa. Até sempre!

 










 























domingo, 3 de julio de 2011

Esquizofrenia

Recoger las fotos y los pósters de la pared de tu habitación porque ya no es tuya.
Volver a sacar del armario las maletas con las que llegaste hace ya casi 10 meses.
Despedirte del amigo con el que has estado yendo a surfear todo el año, y darte cuenta de que debiste ir a la playa con la tabla bajo el brazo cada día, sin importar las condiciones.
Haber estado buena parte del verano volviéndote loco para encontrar piso, y hacer lo mismo ahora para encontrar a alguien que se quede con tu habitación.
Salir a dar un paseo sin rumbo con la cabeza como un bombo, darle al play, llegar a un mirador nuevo y presenciar un atardecer de película, teniendo a tus pies la ciudad con la que has soñado tantas noches...
Las ganas de gritar y de salir corriendo. 
Pensar de un año para acá, y de hoy en adelante.
Lo que ha pasado; lo que debía haber pasado; lo que no volverá a pasar.
La ilusión de antes de irte.
Las ganas de no volver.
El arrepentimiento de no haberlo hecho mejor.
La satisfacción de haberlo vivido.
Los fracasos y los logros.
La esperanza, que nunca muere.
Despedirte de gente a la que vas a echar mucho de menos.
Despedirte de gente a la que te hubiera encantado conocer mejor, pero siempre lo dejaste para mañana.
Pensar las cosas que te gustaría haber hecho, pero ya no tienes tiempo.
Pensar en todo lo bueno que no te esperabas, pero ha ocurrido, y dar gracias por ello.
Recordar que no tenemos nada de qué quejarnos, y que todo ocurre por alguna razón. Todo acaba donde tiene que acabar, porque "todo está escrito por una misma mano".
Darte cuenta de cómo todo esto ha caído del cielo, y que sigue habiendo gente muriendo de hambre.
No saber qué dia vas a volver, igual que no sabías que día vendrías.
El mismo nudo en el estómago, pero al revés.
Pensar en cómo te servirá el día de mañana, porque al fin y al cabo todo es por algo, y a veces tanto, tanto, tanto, al final se queda en nada.