domingo, 11 de septiembre de 2011

Fin


Bienvenidos al último y más horroroso capítulo de lostinlisboa!

Simbólicamente, la vuelta a los diferentes caracteres que componían la palabra rutina termina por consumar un final ya anunciado.  Definitivamente no queda nada, ni una bala en el cartucho. Ahora todo es redención, esperanza y aprendizaje, aparte de una ambición feroz y violenta.

Como dije al principio, uno de los principales objetivos de este blog es mantener el recuerdo de lo vivido de cara a la posterioridad. He hecho una pequeña selección de algunos momentos simbólicos, bonitos recuerdos de acontecimientos que se han ido sucediendo durante los últimos meses objeto de este blog, todos ellos producto de la combinación del factor quién con el cuándo, el dónde, etc. De ahí que pueda resultar algo vacío ante ojos ajenos. 

Hace algunos meses encontré interesante un fragmento del prólogo de uno de los manuales que me tocó estudiar que me llamó la atención. Si bien estamos hablando de cosas completamente diferentes (el autor concretamente hace referencia a la re-elaboración de un manual anterior para su adaptación ante la modernización de la sociedad durante varias décadas), es también con este fragmento que pongo punto y final a este blog, para que, como siempre, cada uno lo absorba e interprete como le sea deseado ;)

O mundo mudou nestes trinta e seis anos; todos mudamos com o mundo e eu próprio terei mudado, embora não, quero acreditar, no essencial das minhas opções e convicções. 
Como a uma terra a que se volta passado muito tempo e que se acha diferente, destruída e reconstruída, mas em que o espírito do lugar permanece, assim regresso a este lugar, que fui construindo, destruindo e reconstruindo ao longo dos anos, e ainda encontro nele o mesmo espírito”. Francisco Pereira Coelho. Coimbra, Maio de 2001.



Septiembre. Primeros días en  Lisboa.


Octubre. Rip Curl Pro-Peniche.


 Noviembre. Viaje "Farmo do Inverno" en Portimão.



Diciembre. Noches en Fanqueiros y cenas de visitantes.


 Enero. Fiesta con los recién llegados.


Marzo. Noches en Alentejo y Ginjinha.


Abril. Paseo en bici por Cascais.


Mayo. Visita a Praia Grande y Cabo da Roca.


Junio. Apertura de las fiestas de Lisboa.


 Conciertos en la calle durante las fiestas.


Julio. Despedidas.


Mañanas de surf.


Fiestas eskizas con personajes extraños.




Adiós!



martes, 9 de agosto de 2011

Rua das Canastras



"Pero también quería pedirte una cosa, Mario, que sólo tú puedes cumplir; todos mis otros amigos o bien no sabrían qué hacer o pensarían que soy un viejo senil y ridículo. Quiero que vayas con esta grabadora paseando por la Isla Negra y grabes todos los sonidos y ruidos que vayas encontrando. Necesito desesperadamente de algo, aunque sea el fantasma de mi casa. Mi salud no anda nada bien. Echo de menos el mar. Echo de menos los pájaros. Envíame los sonidos de mi casa. Entra en el jardín, y haz sonar las campanas. Primero graba el suave ruído de las campanitas cuando el viento las golpea, y luego tira de la cuerda de campana más grande cinco, seis veces. Campanas, mis campanas! No hay nada que suene tan bien como la palabra campana si la colgamos de un campanario junto al mar. Y luego ve a las rocas y graba el romper de las olas. Y si oyeras las gaviotas, graba. Y si oyeras el silencio de los astros, graba."

De “O carteiro e o poeta”, de Antonio Skármeta.


Durante 6 meses, el balcón de mi habitación de Lisboa fue lo primero y lo último que contemplaba al levantarme cada mañana y antes de acostarme, religiosamente cada día. Me gustaba dedicarle por lo menos 2 o 3 minutos diarios.
Me encantaba hacerle fotos y ver cómo las imágenes cambiaban tanto a medida que pasaba el tiempo y dependiendo de las circunstancias (clima, hora del día, estación del año, etc), a pesar de haber sido tomadas por la misma persona, con la misma cámara, desde exactamente el mismo lugar. 

Os dejo una pequeña selección de lo que también podría llamar los sonidos de mi casa, sobretodo teniendo en cuenta los pájaros del balcón del afable vecino del primero el señor Flores, el revolucionado rugir de los taxis lisboetas, y alguna que otra trifulca verbal.




 Enero


Noche


Niebla


Primavera


Lluvia


Oscuridad


Fiesta


Reflejo de Luna


Verano



Desde el otro lado: llegada a casa

sábado, 16 de julio de 2011

A Rush Of Blood To The Head

Un amigo me dijo que la felicidad es un término demasiado complejo como para utilizarlo a la ligera, y que la satisfacción es un término mucho más objetivo, preciso e inmediato. Quien es más feliz: el que tiene todo lo que quiere? El que tiene lo que necesita? O el que menos quiere y necesita?
Mi intención con este blog siempre fue retratar momentos, y no perderme en el laberinto de las sensaciones, sentimientos, etc. pero este momento es algo excepcional.
Con el culo sentado ya  en el autobús de vuelta, doy por concluida esta etapa. Si digo que no tengo palabras para definir estos 10 meses aquí, no es por el típico dicho de “no tengo palabras para…”, sino que es verdad: es que no tengo palabras. Nada demasiado sólido. Cualquier palabra que pueda decir en ese sentido necesitaría demasiadas matizaciones y quedaría desfigurada.
La única palabra que me atrevería a decir sobre este año, es intenso. Eso, y que esto no ha sido, ni por asomo, lo que yo me esperaba de esta etapa hace un año.

Cómo es posible que el mejor año de tu vida sea a la vez el peor?
Este año para mí era algo así como un paréntesis de todo, o eso se suponía. Hace ya unos años de la primera vez que entré en la Oficina de Movilidad a preguntar qué podría hacer para irme a algún lado, y de cuando me dijeron “¿Y por qué no te vas a Lisboa?”. De en medio de una nube densa de polvo, era una oportunidad que surgió como si me tocara la lotería, con unos alicientes que no se volverán a repetir de una manera tan extrañamente positiva en mucho tiempo. Una experiencia que desde hacía mucho deseaba vivir, y que apareció bajo el pseudónimo de “Erasmus”, término que sinceramente nunca llegó a agradarme del todo.

Una experiencia como esta te hace darte cuenta de varias cosas, y lo que es seguro es que la experiencia y el aprendizaje que he obtenido aquí es algo muy valioso. Más que nunca, me he dado cuenta de que el estado de ánimo, la predisposición mental y espiritual, y la actitud son el prisma por el que pasa absolutamente todo lo que pensamos y hacemos.
Son factores que pueden hacer que un bocadillo de mortadela abrasado por el sol te sepa a gloria, y que un buen salmón asado te parezca aburrido.
Te pueden hacer disfrutar de horas de surf en olas enanas, o que estés mirando el reloj un día de olas magníficas.
Pueden hacer que desperdicies muchas cosas.
Pueden hacer que hables mal a un pobre que te pide dinero, o que ayudes a una persona necesitada sin que te lo pida.
Mucho cuidado con esos factores.

Hace algunas semanas, en las primeras despedidas, llegué a la conclusión de que esto no es ningún final. Todo lo que vivimos forma parte de nosotros y nos condiciona casi inevitablemente. El conocimiento que adquirimos, las opiniones que adoptamos, la gente que conocemos. A esto último quería llegar. La imagen de cada sonrisa que he visto y vivido en Lisboa  es lo que más me pesa en el equipaje, y lo que menos espacio ocupa.
Me voy de Lisboa con algunos éxitos, también con algunos fracasos. Con buenos recuerdos imperturbables, y con buenos recuerdos empañados.

Para mí, una buena manera de terminar cualquier cosa es dando las gracias. La ambición es buena en muchos sentidos, pero es fundamental sentirse agradecido por lo que se tiene. Lo bueno podría no haber existido, y lo malo podría haber sido mucho peor. Me gusta pensar así. Por eso me queda un profundo agradecimiento a absolutamente todas las personas que han formado parte de mi vida durante este año.

"A rush of blood to the head" es una canción y CD de Coldplay. Ese título siempre me ha llevado a la imagen de un cerebro oxidado y molido que recibe por fin un chorro de oxigenada sangre fresca con la que nutrirse. Gosto dessa idéia. Esto es lo que era este año para mí. Sin embargo, el que canta ahora mismo en mi cabeza es Paul David de U2, y dice: …but I still haven't found what I'm looking for.

Termino esta entrada con algunas imágenes de los momentos vividos las últimas semanas, plagadas de despedidas y momentos agradables. Pocas cosas más me gustaría dejar plasmadas aquí antes de dar este blog definitivamente por cerrado.

Obrigado por tudo Lisboa. Até sempre!

 










 























domingo, 3 de julio de 2011

Esquizofrenia

Recoger las fotos y los pósters de la pared de tu habitación porque ya no es tuya.
Volver a sacar del armario las maletas con las que llegaste hace ya casi 10 meses.
Despedirte del amigo con el que has estado yendo a surfear todo el año, y darte cuenta de que debiste ir a la playa con la tabla bajo el brazo cada día, sin importar las condiciones.
Haber estado buena parte del verano volviéndote loco para encontrar piso, y hacer lo mismo ahora para encontrar a alguien que se quede con tu habitación.
Salir a dar un paseo sin rumbo con la cabeza como un bombo, darle al play, llegar a un mirador nuevo y presenciar un atardecer de película, teniendo a tus pies la ciudad con la que has soñado tantas noches...
Las ganas de gritar y de salir corriendo. 
Pensar de un año para acá, y de hoy en adelante.
Lo que ha pasado; lo que debía haber pasado; lo que no volverá a pasar.
La ilusión de antes de irte.
Las ganas de no volver.
El arrepentimiento de no haberlo hecho mejor.
La satisfacción de haberlo vivido.
Los fracasos y los logros.
La esperanza, que nunca muere.
Despedirte de gente a la que vas a echar mucho de menos.
Despedirte de gente a la que te hubiera encantado conocer mejor, pero siempre lo dejaste para mañana.
Pensar las cosas que te gustaría haber hecho, pero ya no tienes tiempo.
Pensar en todo lo bueno que no te esperabas, pero ha ocurrido, y dar gracias por ello.
Recordar que no tenemos nada de qué quejarnos, y que todo ocurre por alguna razón. Todo acaba donde tiene que acabar, porque "todo está escrito por una misma mano".
Darte cuenta de cómo todo esto ha caído del cielo, y que sigue habiendo gente muriendo de hambre.
No saber qué dia vas a volver, igual que no sabías que día vendrías.
El mismo nudo en el estómago, pero al revés.
Pensar en cómo te servirá el día de mañana, porque al fin y al cabo todo es por algo, y a veces tanto, tanto, tanto, al final se queda en nada.